martes, 1 de septiembre de 2020

La pesca milagrosa




Konrad Witz vivió en la primera mitad del siglo XVI en Suiza y pintó este cuadro para la catedral de Ginebra. Representa el encuentro de San Pedro con el Cristo resucitado después de que este hiciera el milagro de una pesca milagrosa. El cuadro tenía que impresionar a sus burgueses conciudadanos y para ello representó el milagroso encuentro e un lugar claramente reconocible por los ginebrinos. El lago de Ginebra minuciosamente pintado, de tal modo que acerca la figura cristiana al paisaje más cercano. La pulcritud con el que se representa el paisaje, al parecer, permite hoy en día reconocer cada una de sus espacios: los lejanos Alpes, la isla de la desembocadura del Ródano, las planicies ahora todas urbanizadas. Witz pintó pescadores reales ante un Cristo firme, macizo y con todo el esplendor del poderío que impone la púrpura en un primerísimo plano. Esta tabla de 132x154 cm está ahora en el Museo de Arte e Historia de Ginebra. La Iglesia fue una avanzada en el uso de la imagen para atraer a su fieles y para que reflexionasen sobre sus creencias del modo más cercano posible. Entonces ¿porqué hoy no se representan esos milagros en nuestro paisaje urbano más cotidiano? Y se abusa de la imaginería medieval. La radicalidad del milagro hoy parece que no permite un realismo tan potente y las instituciones eclesiásticas prefieren la oscura mirada de los asustados e ingenuos habitantes de las sociedades menos "civilizadas".

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